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viernes, 26 de agosto de 2011

para variar

Cuando todo puede salir mal, sale fatal. Lo que puede cambiar la vida de cualquiera en menos de un segundo y la cantidad de cosas que pueden rondar nuestra cabeza durante ese pequeño trocito de tiempo. Y lo que no te mata te hace más fuerte, eso sí, pero eso no alivia a nadie. Pensar que las cosas pasan porque sí, que no es culpa de nadie y que hay que resignarse... no está hecho para mí. Por eso no me queda otra que pensar qué hubiera pasado sí.... o si no.... que todo podría ser mejor de lo que es, pero también mucho peor. Mucho.
Que con lo muchísimo que me gustaba la lluvia me ha jugado una mala pasada. Que qué más da un amasijo de hierros con ruedas si mis cuatro mejores amigos y yo no tenemos ni un rasguño? Por supuesto. Ahora bien, que el susto ya no nos lo quita nadie? También.

lunes, 22 de agosto de 2011

(tengo la maldicion de las tildes en mi orde, lo siento)

Tuviste razon y a la vez no aquella tarde, cuando caia ya el sol y me dijiste que todo se acababa apagando sin excepciones. En su momento pense que simplemente me querias meter un poco de miedo, ponerme las cosas un poquito dificiles para que despues de todos estos años me sintiera orgullosa de todo lo que he ido labrando. Dos años despues me doy cuenta de que no es que las cosas se apaguen, que siempre quedara la memoria y nunca se extinguen del todo, pero que son pasajeras, eso si. Que no hay un tren que no pare, que no hay una nube fija en el cielo y que la lluvia no es eterna. Sol y sombra, nubes y claros... Y yo te pregunto dos años despues : ¿Es que existe algo mas ironicamente bonito que la vida? (Todo esto por telefono) Y mi madre contesta desde la cocina a gritos: -Si, aprovecharla.

viernes, 12 de agosto de 2011

el paraíso en un café II

Hay algo que no sabes de mi, algo que ni se te puede pasar por la cabeza... ese algo es un lago. Tengo una laguna, no demasiado pequeña, tampoco grande. Una entre muchas. Y no, no hablo figuradamente, es un lago de verdad, con sus aguas y sus plantas, con su paz y su vapor. No lo puedo ubicar en ninguna dimensión concreta, ni siquiera tiene un nombre. Cuando necesito el sosiego, el consejo y la confidencialidad de una mujer hablo de "la laguna". Cuando siento que hay una causa perdida, necesito un abrazo o un aliento, le llamo "el lago", sin más. Femenino o masculino, ¿qué más da? Siempre está ahí, en cualquier momento cierro los ojos y aparezco sentada en una orilla, mirando las ondas que se forman en la superficie. No conozco nada más relajante y enérgico a la vez que flotar en sus aguas de oro durante una puesta de sol. Pretenderás que te lleve, pero no va a poder ser, allí no existes tú... es en el único lugar donde no recuerdo tus facciones ni tu nombre, por eso me gusta tanto.

jueves, 4 de agosto de 2011

la risa floja

Como aquellas tardes eran así, nos echamos a reir, regalándole al cielo  nuestras carcajadas más sonoras, disfrutando del momento, rompiendo el silencio. Y fue entonces cuando me dijo... fue entonces cuando no me dijo nada. Ambos nos callamos con una expresión de seriedad todavía más graciosa. Dejó de reirse sí, y se me quedó mirando fijamente, como quien observa una peña por fijarse en algo, por no parecer un loco con la mirada hacia el infinito del océano. Y yo lo entendí todo, y él lo entendió todo. Y seguíamos mirandonos, los gestos, aquel día, "qué bonitos ojos", "adoro tu sonrisa", el paseo, las bicicletas... y una bandada de recuerdos más pasaron volando fugazmente por nuestras mentes. Y luego pasó un transeúnte que nos miraba con recelo y nos echamos a reir de nuevo. Aquellas tardes eran así.