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domingo, 18 de septiembre de 2011

tormentas de veraotoño

Y entonces me asomaré a la ventana de las grandes cosas y escudriñaré el paisaje descolorido por la lluvia a ver si por un casual veo tu silueta, romperé el cristal si no te encuentro y me volveré loca, y si te veo... si te veo saldré en tu busca, probablemente andando pero volando queda más poético, para encontrarte y sorprenderte por la espalda. Ya sabes que las tormentas son para compartir y que sin tí yo no estoy dispuesta a mojarme.

domingo, 11 de septiembre de 2011

De árboles

Me gustan los árboles porque son agradecidos, porque nunca se quejan pase lo que pase, venga lo que venga. Porque jamás paran de crecer. Porque en otoño lloran hojas y en verano dibujan sombras enormes. Porque oxigenan y eso es bonito. Porque tienen claro cuáles son sus raíces y no se avergüenzan jamás de ellas. Pero sobre todo por su determinación : siempre saben en que estación pararse y eso nos resulta difícil a todos los demás.
Esté como esté el cielo, llueva o hiele, siempre se adaptan y se aferran a la vida, por poco sentido que tenga.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Volver la vista atrás

Entonces abrió el baúl y una vorágine de recuerdos cubrió su cuerpo por completo. Los bocadillos de pan bimbo y nocilla frente a cualquier película de disney, para entonces, y quizás todavía ahora, un drama inolvidable. Los domingos dando vueltas, recogiendo margaritas del prado de cualquier lugar cercano sin miedo a nada. El ansia de empezar un nuevo curso, los lápices tan bonitos sin estrenar, las gomas de borrar intactas y las horas enteras escogiendo un estuche que iba a ser su compañero durante el curso entero. El olor del jersey de su madre, el aroma de la caja de galletas sin fondo de su abuela. Las noches de bochorno con el ventilador al máximo pero el peluche abrazado. El beber literalmente leche condensada. Las tardes pasadas en casa de una amiga haciendo travesuras que aun hoy siguen siendo rigurosamente secretas. Ponerse vestido y sentirse una princesa. Caídas en patines. Lanzar una diminuta pelota saltarina y decir que se ha colado por el canalón del tejado por accidente. El baúl de los recuerdos, que también tiene sus años.