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viernes, 12 de agosto de 2011

el paraíso en un café II

Hay algo que no sabes de mi, algo que ni se te puede pasar por la cabeza... ese algo es un lago. Tengo una laguna, no demasiado pequeña, tampoco grande. Una entre muchas. Y no, no hablo figuradamente, es un lago de verdad, con sus aguas y sus plantas, con su paz y su vapor. No lo puedo ubicar en ninguna dimensión concreta, ni siquiera tiene un nombre. Cuando necesito el sosiego, el consejo y la confidencialidad de una mujer hablo de "la laguna". Cuando siento que hay una causa perdida, necesito un abrazo o un aliento, le llamo "el lago", sin más. Femenino o masculino, ¿qué más da? Siempre está ahí, en cualquier momento cierro los ojos y aparezco sentada en una orilla, mirando las ondas que se forman en la superficie. No conozco nada más relajante y enérgico a la vez que flotar en sus aguas de oro durante una puesta de sol. Pretenderás que te lleve, pero no va a poder ser, allí no existes tú... es en el único lugar donde no recuerdo tus facciones ni tu nombre, por eso me gusta tanto.

2 comentarios:

  1. que bonito texto! tu forma de describir me ha percido dulcemente delicada! me gustaria a mi tambien tener un lago asi...
    besitos Ü

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  2. Oh!
    Me ha encantado :)
    A mi también me gustaría tener un lago así, donde poder perderme y desconectar.
    Un beso enorme^^

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