Me gustan los árboles porque son agradecidos, porque nunca se quejan pase lo que pase, venga lo que venga. Porque jamás paran de crecer. Porque en otoño lloran hojas y en verano dibujan sombras enormes. Porque oxigenan y eso es bonito. Porque tienen claro cuáles son sus raíces y no se avergüenzan jamás de ellas. Pero sobre todo por su determinación : siempre saben en que estación pararse y eso nos resulta difícil a todos los demás.
Esté como esté el cielo, llueva o hiele, siempre se adaptan y se aferran a la vida, por poco sentido que tenga.
Bonita entrada. A partir de ahora me vas a hacer mirar de otra manera a los árboles. Tendríamos que aprender de ellos.
ResponderEliminarBesotes!!!
Bella!
ResponderEliminarSupongo que tienes razón. Tenemos que alzar más la vista y admirar ese regalo de la Madre Naturaleza :)
ResponderEliminarUn beso enorme!
Me encanta la comparación que haces de las personas con los árboles, todos deberíamos aprender un poco más de "mama tierra" y seguir instintos... Hemos dejado atrás cosas importantes
ResponderEliminarCreo que tienes mucha razón al definir así a los árboles, te ha quedado muy bonito :) Hacía bastante tiempo que no me pasaba por este blog, no sé porqué... Intentaré pasarme más a menudo, te espero! Un beso <3
ResponderEliminar